top of page
  • Lisa Vincent Psicologia

¡No te autosabotees: vigila tus pensamientos!


Las personas en nuestro día a día vivimos situaciones que nos generan malestar; suspendemos un examen, nuestra pareja se enfada con nosotros, nuestro amigo no nos entiende, una persona querida nos critica… Pero no son las cosas que nos ocurren en sí mismas las responsables de nuestro malestar, de nuestras emociones o de nuestras conductas, sino las expectativas que tenemos y las interpretaciones que hacemos de las cosas que nos suceden.

Las situaciones que vivimos provocan que tengamos unos pensamientos al respecto. Por ejemplo, algo en lo que habíamos puesto mucho empeño e ilusión nos sale bien y esto nos lleva a pensar “por fin lo he conseguido”, “qué bien que lo he hecho”, “estoy feliz”... Estos pensamientos, al mismo tiempo, provocan en nosotros una serie de emociones como alegría, euforia y satisfacción. Y estas emociones, a su vez, hacen que nos comportemos de una determinada manera; sonriendo, celebrándolo, estando contentos con nuestro entorno, etc.

Podemos pensar que es normal que, si alcanzamos una meta, estemos contentos y alegres y que esto tenga sus repercusiones positivas en nuestro comportamiento. Pero, en realidad y como decía antes, no es el hecho en sí el responsable de nuestro júbilo, sino las interpretaciones que hacemos de las circunstancias.

Si en la misma situación, lo que pensamos es que lo hemos logrado por casualidad y que no ha sido por nuestro esfuerzo o que, en realidad, no nos lo merecemos, seguramente estos pensamientos lo que provocarán es que no nos sintamos satisfechos ni orgullosos y esto tendrá consecuencias muy distintas que si los pensamientos que hubiéramos tenido hubieran sido positivos.

Veamos otro ejemplo, imaginemos que le estamos contando algo muy importante para nosotros a nuestra pareja y vemos que no está escuchando nada de lo que le estamos diciendo. Ante este hecho, podemos pensar varias cosas y, según lo que pensemos y cuánto creamos en ello, tendrá efectos muy distintos en cuanto a cómo nos sintamos y cómo afrontemos la situación.

Podemos pensar que a nuestra pareja no le importa nada de lo que le estamos contando; que, si no nos presta atención, es porque no nos quiere lo suficiente; que no le importan nuestras cosas, etc. Estos pensamientos nos harán sentir tristes, frustrados, decepcionados y podrían provocar, por ejemplo, que nos enfadáramos y le dijéramos de todo, o todo lo contrario, que le dejáramos de hablar. A raíz de nuestro comportamiento, nuestra pareja también podría enfadarse e irse o recriminarnos cosas que hayamos podido hacer nosotros en un pasado. Toda esta situación, al final, acabaría reforzando lo que habíamos pensado en un inicio (no nos quiere, no le importan nuestras cosas, etc.).

En este ejemplo, lo que provoca nuestro enfado y posterior discusión con nuestra pareja no es que no nos estuviera prestando atención, sino nuestros pensamientos sobre ello y las emociones que se han derivado de esos pensamientos .

Si, en la misma situación, hubiéramos pensado que a lo mejor le ocurre algo, que quizás no ha tenido un buen día o que le preocupa algo, seguramente, nos hubiéramos sentido de una forma muy distinta y, en lugar de enfadarnos, le hubiéramos podido preguntar qué es lo que le pasa. Esto hubiera tenido consecuencias muy diferentes.

Cuida tus pensamientos, porque se convierten en palabras. Cuida tus palabras, porque se convierten en acciones. Cuida tus acciones, porque se convierten en costumbres. Cuida tus costumbres, porque se convierten en carácter. Cuida tu carácter, porque se convierte en tu destino.

No puedes elegir las cosas que te ocurren en la vida, pero sí puedes elegir con qué actitud las afrontas. Esta actitud empieza en tus pensamientos. Así que vigila tus pensamientos y no te autosabotees.

Referencias:

Fuente de la imagen

#pensamientos #emociones #conductas #autosabotaje

965 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo
bottom of page